La nutrición, como muchas otras ramas de las ciencias de la salud, no es una ciencia exacta. No hay una respuesta definitiva para cada pregunta que se nos plantea y los "depende" son la norma en la mayoría de aspectos. Es en este contexto donde muchas personas (y profesionales) encuentran en las dietas una forma de conseguir cierta seguridad. La seguridad de saber qué comer, cuánto y cuándo ofrece cierta tranquilidad por eso, el hecho de pensar en cuidarse sin dietas nos lleva directamente al pensamiento de descontrol. La estructura de las dietas nos guía pero tiene un coste: perdemos la confianza en nosotros mismos.
Cuando elaboraba dietas para las personas que acudían a mi consulta siempre lo hacía de una forma personalizada, respetando al máximo sus rutinas, sus preferencias, las preferencias de las personas con las que convivían y nunca de una forma demasiado estricta. Aun así, siempre me quedaba con la sensación de que había muchas situaciones que la persona se iba a encontrar y que no se podían reflejar en ese papel.
Las dietas ofrecían simplemente una estructura por la que empezar pero quedaba tanto de lo que hablar y aprender. Sospechosamente, cuando después de algunas semanas sacábamos algunos temas que eran problemáticos antes de empezar la dieta (por ejemplo, los antojos o la ansiedad por la comida o simplemente aprender a planificar el menú), la persona comentaba que eso ya no era un problema, que con la dieta ya estaba todo bien.
Como puedes hacerte a la idea, esto no era así. Al cabo de unas semanas más, una vez la dieta había perdido lustre, los mismos problemas volvían a aparecer. La dieta simplemente los había ocultado ofreciendo una falsa sensación de control y seguridad. Pero lo peor era que, trabajar con dietas nos roba la oportunidad de aprender realmente sobre nuestra alimentación y nuestras necesidades y se acaba entrando en un bucle que perpetúa los mismos problemas.
Aunque nos hayan hecho creer lo contrario, las dietas nunca podrán enseñarte a alimentarte de forma saludable (salud física y emocional) para ahora y siempre porque no es esa su función. La única función que tienen es ofrecerte una falsa sensación de seguridad. De esta manera, hay cosas que una dieta nunca podrás aprender.
1.- Identificar tus señales de hambre y saciedad y responder a ellas de forma adecuada.
Como las dietas nos dicen qué comer, cuánto y cuándo, queda muy poco espacio para aprender a escuchar tus señales físicas de hambre y saciedad. Más bien sucede lo contrario, como efecto colateral de las dietas, aprendemos a silenciar todas estas señales, lo que nos dificulta aún más volver a conectar con ellas y a ser mucho más desconfiadas cuando aparecen.
Así, siguiendo una dieta, es probable que haya días que comas más de lo que necesitas y otros menos. O sigas comiendo las mismas cantidades que hace tiempo simplemente porque te has acostumbrado a ellas. También puede pasar que todos los días hagas cinco comidas simplemente porque una vez, siguiendo una dieta, te dijeron que debías hacerlo. Cuando no has aprendido a escuchar tus señales de hambre y saciedad comes de forma automática.
Reconectar con estas señales es uno de los primeros pasos para llevar una alimentación coherente contigo. Volver a confiar en tu cuerpo y en tu capacidad de autoregularte puede parecer difícil pero nada más lejos de la realidad, como todo, con práctica y, a veces, ensayo-error, consigues estar alineada con lo que tu cuerpo necesita.
2.- Gestionar tu hambre emocional con o sin comida
Otro aspecto que no aparece en las dietas es la parte emocional y con ella lidiamos cada día. No se pueden controlar las emociones, simplemente se sienten y tienes que decidir cómo vas a gestionarlas y nunca nos han enseñado a ello. De hecho, cuando sigues una dieta crees que comer emocionalmente está mal.
El hambre emocional es un tipo más de hambre que nos acompaña desde que nacemos y cuando no le damos su espacio ni aprendemos a escucharla hay muchos riesgos de llegar a enfermedades muy serias como los trastornos de la conducta alimentaria.
Muchas mujeres tienen miedo de abrirse a este tipo de hambre porque les parece que si lo hacen se van a descontrolar para siempre y nada más lejos de la realidad. El descontrol viene cuando no te escuchas y la calma y la buena gestión de las emociones llega cuando las dejas salir, las escuchas y las entiendes. Es un trabajo a veces difícil pero sin duda muy gratificante porque por fin consigues sentir que no tienes que esconder nada.
3.- Detectar tus creencias en relación a la comida y cómo te están afectando actualmente
Por último, algo que jamás una dieta te enseñará es a detectar con qué pensamientos te relacionas con la comida. No lo hará porque las creencias son como reglas que damos por válidas y las dietas son un conjunto más de reglas, por lo tanto aquí no hay espacio para cuestionarse nada.
Las creencias las vamos adquiriendo también desde que nacemos, viendo cómo los demás se comportan con la comida y cómo nos tratan a nosotros. Una creencia típica sería "hay que acabarse toda la comida del plato" o "hay alimentos buenos y malos". Otro tipo de creencias van directamente a cómo de valiosas nos sentimos, si encajamos en la sociedad, si somos suficientes, etc. Las creencias son infinitas. El problema de no cuestionarlas es que hacen que comas de una forma que quizás no te esté haciendo bien y perpetuando conductas poco saludables.
Cuando sales fuera de las dietas, sientes que andas perdida (la mayoría de profesionales que han abandonado las dietas también se sienten así), ya no tienes tu zona de seguridad bien marcada, pero conforme vas poniendo luz a estos aspectos, vas encontrando mucha más sentido que antes en todo lo que haces y vas encontrando ese bienestar que, por muy bien que siguieras la dieta, nunca obtenías.
Dominar significa conocer bien algo: una ciencia, un arte, un idioma... Dominar requiere aprender (y desaprender) ,practicar e integrar. ¿Dominamos nuestra alimentación? A mi modo de ver, no y es que los mensajes de la cultura de dieta nos desvían del camino constantemente. El grado de consciencia que tienes sobre las acciones y pensamientos relacionados con el acto de comer y lo coherente y en paz que te sientas con ellos, independientemente de los mensajes del exterior, es tu medidor del dominio que tienes.
Necesitamos su consentimiento para cargar las traducciones
Utilizamos un servicio de terceros para traducir el contenido del sitio web que puede recopilar datos sobre su actividad. Por favor revise los detalles en la política de privacidad y acepte el servicio para ver las traducciones.